EL FENÓMENO DEL PAIS !

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lunes, 3 de marzo de 2014

Mi hijo juega con muñecas, ¿QUE HAGO?


Si un infante juega con una muñeca, lo que puede pasar es que sea a futuro un buen papá, porque podría desarrollar aptitudes paternales, en relación con el cuidado de los niños, aseguran los especialistas. Esto poco tiene que ver con la identidad sexual.
La sexualidad de un niño se va definiendo mucho más adelante y no depende de algo tan trivial como elegir una muñeca o un carrito o el color azul o el rosado.
De acuerdo con Loida Terrero, psicóloga clínica, del centro Rega Mental Health Center, aun en tiempos de ipads, teléfonos inteligentes, hombres en la luna y demás avances tecnológicos que nos mantienen a tono con lo que está pasando en el mundo en tiempo real, la sexualidad sigue siendo un tema invisible en muchas familias, porque se trata de algo que sabemos, suponemos, imaginamos, pero no se verbaliza; la mayor parte de la información en este sentido se adquiere a través de terceros y no en el núcleo familiar. 

La fuente primaria de educación sexual la constituyen los padres, pero en la práctica ocurre lo siguiente: la madre y el padre no conversan sobre su sexualidad como pareja, los niños reciben datos introductorios en la escuela, la madre espera que el padre hable con los varones, el padre espera que la madre converse con las hembras; pasa el tiempo y nadie hace nada. 

Los niños se hacen adolescentes y comienzan a canalizar sus inquietudes con su círculo de amigos más cercanos y por supuesto, en las innumerables y potencialmente peligrosas páginas que hay en Internet, de fácil acceso incluso para los más jóvenes.

La formación de los hijos, según la especialista, es una de las tareas más desafiantes porque no se trata sólo del deseo de hacerlo correctamente, sino de una necesidad de cumplir con el esquema universalmente aceptado que nos califica luego como buenos padres, y es precisamente la intensidad de esta presión social lo que hace que la tarea sea agotadora y repleta de pensamientos obcecados sobre nuestro rol como jefes de familia. 

Uno de los aspectos evaluados es si la orientación sexual de nuestros hijos se corresponde con la identidad sexual. Es por esta razón que algunas de las mayores inquietudes que recibimos en consulta es: “Creo que mi hijo se siente atraído por otros niños, cómo lo compruebo?”, “Mi hija prefiere jugar con carritos y no con muñecas, cuándo debo empezar a preocuparme?”, “A mi hijo de 11 años lo relajan en el colegio por su forma de caminar, qué puedo hacer?”.

“Nuestra respuesta va orientada en primer orden a eliminar la ansiedad que produce el querer responder a lo que otros consideran bueno y válido y una vez hecho, esto nos embarcamos en un proceso de revisión de la estructura familiar que va dando respuesta a cada una de las preguntas planteadas. 

Con estructura nos referimos a los patrones de relación que definen la familia y que desde una postura sistémica generan y mantienen cualquier evento que se esté dando en un momento determinado”, comenta la experta.

Terrero dice que el niño y la niña desde que nacen tienen necesidades primarias evidentes como la alimentación, el cuidado y la seguridad, así como demandas de afecto, de validación, de reconocimiento y de aceptación. 

Normalmente el común de los padres responde adecuadamente a la satisfacción del primer rango de necesidades, pero deja a un lado la manifestación de amor incondicional, la validación, el reconocimiento y la aceptación. 

Los padres manifiestan en su discurso un amor incondicional para sus hijos pero en la interacción con ellos establecen un sinnúmero de logros que el niño y la niña y luego el adolescente debe conquistar para tener como premio su amor. 

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